El nearshoring se ha convertido en una estrategia clave para muchas empresas que buscan reubicar sus operaciones cerca de sus principales mercados, en especial Estados Unidos.
Este paradigma actual no solo busca reducir costos, sino también adaptarse a un entorno global en constante cambio, donde la agilidad y la capacidad de respuesta se vuelven esenciales. Sin embargo, aunque México se presenta como una opción atractiva para las empresas que consideran esta estrategia, existen varias amenazas y áreas que merecen atención.
Una de las principales amenazas es la dependencia del país de la manufactura de bajo costo. A pesar de los beneficios del nearshoring, hay un riesgo inherente de que México se convierta en un simple centro de ensamblaje, sin un verdadero avance hacia la innovación y la incorporación de tecnologías más sofisticadas. Esto limita el potencial de la economía mexicana para diversificarse y evolucionar hacia industrias de mayor valor agregado. Sin un enfoque en la formación de una fuerza laboral altamente calificada, el país podría enfrentar dificultades para atraer inversiones en sectores de alta tecnología.
Otro aspecto crítico a considerar es la inestabilidad política y económica. Los cambios en las políticas gubernamentales, especialmente en un entorno electoral, pueden generar incertidumbre para los inversores extranjeros. La falta de una política industrial clara que fomente la innovación y el desarrollo de nuevas capacidades puede alejar a las empresas que buscan establecer operaciones en el país. Esto es especialmente relevante en un contexto donde la competencia por inversiones se intensifica con otros países de América Latina.
Además, la creciente presencia de la inteligencia artificial y la automatización plantea una disyuntiva. Si bien estas tecnologías pueden mejorar la eficiencia y la productividad, también pueden resultar en la pérdida de empleos en sectores que tradicionalmente han dependido de la mano de obra física. Esto exige una reestructuración del sistema educativo y un compromiso de las empresas y el gobierno para capacitar a la fuerza laboral en habilidades relevantes para el futuro.
Por último, la infraestructura también representa un desafío. Si bien México tiene una ubicación geográfica privilegiada, la calidad de sus infraestructuras, como transporte y telecomunicaciones, debe mejorar para satisfacer las demandas de las empresas globales. Una infraestructura deficiente puede limitar el acceso a mercados y encarecer los costos operativos, afectando así la competitividad del país.
En conclusión, aunque el nearshoring ofrece oportunidades significativas para México, también plantea varios desafíos que deben ser abordados. Es fundamental que tanto el gobierno como el sector privado trabajen juntos para desarrollar una estrategia industrial que no solo atraiga inversiones, sino que también impulse el crecimiento sostenible y la innovación en la economía mexicana.